domingo, 19 de marzo de 2017

Bichos raros

Bichos raros los crustáceos… 

En primer lugar, los crustáceos son uno de los grupos zoológicos con mayor éxito biológico, tanto por el número de especies vivientes como por la diversidad de hábitats que colonizan; dominan los mares, como los insectos dominan la tierra…

En segundo lugar, están llenos de características increíbles. Las langostas, por ejemplo, crecen por mudas (ecdisis), nombre que se le da al proceso por el cual se deshacen de su exoesqueleto duro e inflexible. Mientras la langosta crece, el caparazón se vuelve una gran limitante y la langosta se siente bajo mucha presión, incómoda. Se va, entonces, debajo de una formación de piedras para protegerse a sí misma del territorio de predadores y deja su caparazón y produce uno nuevo, más apropiado para su nuevo tamaño. Eventualmente ese caparazón también se vuelve limitante e incómodo, por lo que la langosta se ve obligada a repetir este proceso a lo largo de toda su vida. Pareciera que no hay límite para el crecimiento de la langosta.

Los langostinos son oportunistas a la hora de alimentarse (lo que quiere decir que te comerían si tuvieran la oportunidad) y son muy sensibles a los cambios del ambiente.

Y "camarón que se duerme se lo lleva la corriente"… y el hecho de que su corazón esté ubicado en su cabeza también impresiona un poco…

Pero el más interesante de los crustáceos debe ser el Cangrejo, enaltecido por la toda poderosa sabiduría popular en la frase “Pensar en la Inmortalidad del cangrejo”. Verán, pensar en la inmortalidad del cangrejo hace referencia a un individuo en estado de contemplación del mundo y de la vida. Se usa a menudo para indicar que una persona está distraída fantaseando sobre algo o para sacar a esa persona de esa ensoñación. Hay varias explicaciones acerca de a qué hace referencia este dicho, dos de las cuales merecen ser difundidas.

Una de las explicaciones tiene como punto de partida la falta de conciencia de sí mismo que tiene el cangrejo. Hablar sobre la Inmortalidad del Cangrejo implicaría debatir acerca de cómo, en realidad, no existe cangrejo que no se crea inmortal, porque no existe cangrejo que tenga conciencia de sí mismo y de su propio fin. Hasta donde él sabe y le interesa, es inmortal.

Pero luego hay otra explicación, tal vez un poco más compleja que la anterior pero no menos interesante, que afirma que, como todos los cangrejos son iguales, puesto que no adquieren a lo largo de su vida experiencias y saberes que los diferencien unos de otros y que les confieran una identidad y una personalidad únicas, todos los cangrejos son el mismo cangrejo, por lo que hasta que la especie o el mundo se extingan (lo que pase primero), EL cangrejo es inmortal.

Bichos raros los crustáceos. Tan raros que los podemos usar para describir y definir al ser humano tanto en sus similitudes como en sus diferencias con ellos. Tomemos, por ejemplo, esta última cuestión: que todos los cangrejos son un solo cangrejo. Complejo, ¿no es así? Para una raza alienígena que viniera a observar la tierra y que tuviera ese criterio para enumerar las cosas (a saber: que para diferenciar dos individuos entre sí deben tener representaciones, experiencias y saberes distintos), los cangrejos serán, efectivamente, uno sólo. Pero ¿Qué pasaría con la raza humana? Evidentemente es fácil constatar que hay tanta multiplicidad de experiencias como humanxs pisan la tierra. Incluso lxs que ya no están con nosotrxs son increíblemente únicos. Y la prueba de esto, a nuestro entender, es la literatura.

Para nosotras, la literatura es una forma de plasmar en un medio único y duradero (inmortal, si se quiere) las miles de voces y vidas que pisaron esta, nuestra tierra. La lengua escrita es un grito de victoria de la humanidad sobre el tiempo, y es el documento vivo de nuestro pasaje por el mundo. Ella nos permite dialogar con nuestro pasado y llevar a cabo lo que tal vez es la piedra fundacional de nuestra cultura humana: la creación de realidades inexistentes. Pero en este tiempo regido por la inmediatez, lejos están los días en donde la lectura servía de experiencia emancipadora. En la era de la pantalla y del zapping, pareciera no haber lugar para la demora que requiere una lectura atenta.

Es por eso que creamos este espacio. Para practicar y difundir la necesidad que existe de una lectura crítica de los testimonios de nuestro pasado, plasmados en libros.

La lectura de ficciones (que, si te lo pones a pensar no son tan ficciones) requiere su tiempo y para eso creamos este espacio, para prestar la oreja al pasado y ver qué tiene para decirnos sobre nuestra naturaleza, sobre nuestro tiempo y sobre el suyo.

Pero así como el estímulo que le permite a la langosta crecer es sentirse incómoda, nos proponemos dar un paso más y restablecer el diálogo perdido con aquel pasado, cuestionándolo en una experiencia conjunta, donde cada opinión cuente y cada punto de vista sume (y quién sabe, tal vez en algún futuro dialoguemos con el presente). Este espacio parte de la idea de que los tiempos de estrés, de cuestionamiento, de incomodidad son también tiempos que potencian el crecimiento.

Generar espacios de incomodidad a través de los cuales podamos ampliar nuestro entendimiento de las cosas, los estados y los matices de la realidad humana, tan extensa, tan compleja y tan llena de contradicciones que apenas podemos empezar a pensarla, es uno de los objetivos principales de esta página.

Así que ¡vení y sumate! Porque participar en conjunto de la lectura significa tanto ser parte como tomar parte. El aprendizaje, el verdadero crecimiento se produce en la situación porque es ella quien produce o no nuevas formas de comprensión.

Estimulemos nuestro crecimiento como las langostas; seamos sensibles a los cambios de la época y devoremos todo lo que podamos, como los langostinos; no dejemos que nos lleve la corriente y tengamos siempre el corazón y el cerebro bien juntos, como los camarones. Pero sobre todo seamos como los Cangrejos, que nos dan una lección de vida al dejarnos fantasear sobre su supuesta inmortalidad mientras nos cuestionamos nuestra existencia y lo que realmente implica ser únicx.

Hagamos de la lectura una experiencia, en la que nos movilice una búsqueda activa y genuina de nuevas comprensiones. Pensar la lectura en conjunto como una posibilidad de abrirnos a la novedad, a  lo incierto, produciendo así una implicación mutua de todxs nosotrxs.

Esperamos que compartan este viaje literario con nosotras.


                                                                      La Tertulia del Cangrejo. 

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